“Háblame despacio que tengo prisa” podría ser una buena consigna en estos días en atención al cliente.
El cliente requiere que le hablemos en tono calmado y que repitamos información que necesita para realizar lo que vino a hacer de la forma más rápida posible.
TIEMPO PARA ENTENDER Y EXPLICAR: hoy es importante más que nunca focalizar nuestra atención cuando un cliente nos habla o escribe; y también que le expliquemos con tranquilidad y paciencia cada una de sus consultas.
Es un contexto en que está aprendiendo normas de seguridad e higiene, incorporando formas de compra digital, que puede estar nervioso por estar en casa muchas horas, y que también puede sentir ansiedad cuando sale para realizar una compra o gestión. Su atención puede estar dispersa, pude lucir apático (que puede malinterpretarse como enojado), por eso lo importante del tiempo para entender y explicar en forma clara lo que necesita.
GESTIONAR DE PRISA: A la vez el cliente se vuelve muy pragmático y desea entrar y salir de un local en el menor tiempo posible para disminuir riesgos.
Entendernos y ser asertivos comunicacionalmente desde el principio colabora en una gestión más rápida y eficaz convirtiéndose en una nueva forma de experiencia positiva para el cliente.
Carola Pradás
Directora PROIA Comunicaciones